Lluvia Creciente – Capítulo 49: Siguiendo la corriente

Hora: 2:35 AM

Un gran grupo de bestias de distintas especies se aproximaron tan pronto escucharon el chillido de la bestia de la pradera. Aunque la bestia fue eliminada, ya era demasiado tarde.

El grupo de mercenarios alzaron sus armas y entraron en alerta máxima esperando lo peor.

El pasillo donde estaban solo tenía dos direcciones, es por ello que el grupo compuesto por más de diez mercenarios se tomó turnos. Aquellos que estarían combatiendo se colocarían espalda con espalda para enfrentar a la horda de bestias, mientras que el resto estaría esperando preparados dentro de la zona de mantenimiento.

Pasaron los minutos y las bestias seguían cayendo una tras otras. En ocasiones alguna que otra bestia se comportaba de forma excéntrica, por lo que tenían que romper ligeramente la formación, pero tan pronto esta era eliminada, ellos volvían a su posición.

“Joder, ¿acaso esto no tiene fin?” (Edgar)

“Aguanten.” (Roderick)

*-*-*

Hora: 2:55 AM

Luego de que pasaron diez largos minutos, la cantidad de bestias disminuyó. Ahora el grupo tenía una montaña de bestias en frente de ellos.

Los pocos que podían utilizar habilidades fueron de mucha ayuda. Las armas eran una fuerza contundente contra las bestias, pero el uso de habilidades daba un plus que no cualquiera podría alcanzar con un traje de protección.

James solo estuvo utilizando su movimiento instantáneo. No quería que los demás descubrieran que era un usuario de múltiples habilidades, pero tampoco prefería estar limitándose demasiado, ya que, con lo peligrosa que estaba la situación, sentía que era muy descuidado de su parte evitar utilizar una fuerza que podría utilizar en cualquier momento.

“Joder.” (Roderick)

Mientras intentaban caminar, sintieron el suelo pegajoso, producto de una gran cantidad de sangre filtrada de los orificios dejados por las balas dentro de las bestias.

No solo el suelo en ese lugar estaba cada vez más turbio. El olor a hierro dejado por la sangre, y las manchas en las paredes, dejaban una imagen poco agradable a la vista.

Rápidamente el grupo se trasladó hacia otra zona del sector C para descansar.

“Para terminar rápido con esto, vamos a hacer lo siguiente. Tan pronto encontremos un mapa, no separaremos en dos grupos. Cada uno en distintas direcciones. De esta manera abarcaremos una mayor zona en menos tiempo.” (Roderick)

Roderick dio su explicación de una manera que a todos les fuera fácil de entender. Algunos no parecían estar muy de acuerdo con la idea, pero con el enfrentamiento anterior contra la horda de bestias, fue notable que en espacios pequeños no podrían trabajar en conjunto de manera eficiente.

*-*-*

Hora: 3:10 AM

“¿Dónde pueden estar esas tarjetas?” (Edgar)

“Si vas a abrir la boca solo para quejarte, entonces mejor ni hables.” (Lizi)

Tras recibir esa respuesta, James se percató de que Edgar tenia una mirada de rencor puesta en Lizi, y lo más seguro es que James no había sido el único en notarlo.

Luego de explorar por un buen rato, entre varios pasillos, y diversas salas de investigación que iban desde estudiar la anatomía de las bestias a través de un monitor, hasta verlos físicamente en salas de disección, el grupo de mercenarios terminó llegando a una sección del sector que indicaban ser las oficinas de los supervisores. Entre los terminales, uno de ellos no tenía contraseña y fue ahí donde consiguieron una copia digital del mapa de ese sector.

En estos momentos el grupo se encontraba dividido en dos. Uno liderado por Roderick, el líder del escuadrón 8, mientras que el otro estaba liderado por Lizi, la líder del escuadrón 3. Tal y como habían acordado, ambos se dirigirían hacia distintas zonas para encontrar las tarjetas en el menor tiempo posible.

“Parece que hay varias bestias en lugar donde nos estamos dirigiendo.” (Ange)

“Prepárense, vamos a entrar.” (Lizi)

Rápidamente el grupo se colocó en posición. Los dos mercenarios al final de la formación estuvieron encargados de vigilar la retaguardia, para evitar que alguna bestia les atacase por la espalda. Los dos mercenarios que les seguían en la formación se encargaron de brindar apoyo a cualquier parte de la formación. Aquellos tres en la parte delantera eran la vanguardia en la formación. Entre esos tres estaba Lizi, guiando al grupo.

El lugar que ahora estaban ingresando era una espaciosa habitación, por su aspecto, ese lugar debía ser el comedor.

Las bestias fueron eliminadas una a una, evitando en lo posible cualquier acercamiento por parte de ellas.

Los sonidos de los disparos resonaban por todas partes. Después de que todas las bestias fueran eliminadas, el silencio reinó por unos segundos mientras la vanguardia se aseguraba que no hubiera más bestias en la habitación. No obstante, cuando todo parecía estar en orden, la retaguardia alertó a los demás, ya que escucharon bestias acercándose desde otras zonas.

El grupo ingresó al interior de la habitación recién despejada y colocaron una pequeña barricada con las mesas del comedor.

Las bestias al llegar, lo primero que hicieron fue chocar contra la barricada tratando de derribarla. Las mesas que solo fueron puesta apresuradamente no tardaron en colapsar, pero los mercenarios justo esperaban que eso sucediera. Cansados, estos apuntaron sus armas y jalaron el gatillo.

“… De momento, las cosas parecen ir bien, descansaremos unos minutos antes de seguir.” (Lizi)

*-*-*

Hora: 3:20 AM

Mientras algunos buscaban algo bueno para comer en la cocina del comedor, otros se mantuvieron alerta por si se acercaba alguna bestia.

James se encontraba sentado en una de las sillas con una cara inexpresiva. Se sentía algo cansado, pero no era algo que no pudiera resistir. Había estado utilizando sus habilidades por un tiempo prolongado y todavía necesitaría de usarlas por otro rato más, es por ello que debía aprovechar cada momento para descansar.

Cuando fueron atacados en el campamento con un repentino ataque de lanzas, utilizó su manipulación de la gravedad para proteger a los heridos. No estaba seguro de si alguien más aparte de Alize lo había notado, pero tampoco era como si tuviera muchas opciones. Luego de eso, fue atrapado por la gigante bestia calamar. Su habilidad de liberación le ayudó a que no sucumbiera ante la enorme intimidación que ejercía la bestia, pero James no se había percatado de ello. Posteriormente mientras avanzaba por la selva tratando de volver al campamento, usaba su movimiento instantáneo en ciertas ocasiones. Incluso ahora llevaba proyectada la katana y la Akm-105 cargada con un tipo de munición incendiaria anti-blindaje. El arma que la tenia se la había dejado a Alize para que le cubriera mientras protegía a los heridos en el campamento, es por ello que tuvo que acudir a la proyección de las armas.

James estuvo observando los alrededores, pero no era como si pudiera encontrar algo interesante dentro del comedor más que el propio diseño, pero tampoco era la gran cosa. Por un momento su vista se situó en un reloj digital colgando de un clavo en la pared.

(¿3:02 AM?) (James)

Con una sensación de desconcierto, James extrajo de su brazalete dimensional su dispositivo PDA para revisar la hora. Vio que eran las 3:20 AM.

“Hmm. La hora de aquí esta atrasada casi 20 minutos.” (James)

(¿Sera que aquí manejan la hora de una manera diferente, o quizás solo está dañado por algún golpe que recibió? Bueno, no importa.) (James)

Luego de que pasaran cinco minutos más, el grupo volvió a su trabajo. En un principio los pasillos estuvieron tranquilos sin rastros de bestias. Parecía que todas fueron eliminadas momentos atrás cuando quisieron atacar al grupo en el comedor.

La sección del sector al que llegaron esta vez tenía varias habitaciones de tamaño medio en los alrededores y una gran sala en el centro.

Por lo que se podía intuir a partir de la observación, por la cantidad de tuberías y cableado eléctrico, debían de estar realizando alguna prueba que ameritaba de una considerable cantidad de energía eléctrica.

Cada una de las habitaciones de tamaño medio tenían distintos dispositivos que parecían ser algún tipo de emisor láser. Dichos dispositivos apuntaban cada uno hacia un respectivo espejo que se reflejaba hacia el techo. No obstante, ahí no terminaba la redirección del láser. En el techo estaba colocado otro espejo donde el láser rebotaría para luego dirigirse al interior de una tubería. Todas las habitaciones de tamaño medio seguían la misma estructura.

A nadie se le ocurrió la descabellada idea de encender los dispositivos de emisión laser para comprobar lo que sucedía, pero de lo que se dieron cuenta, era que cada una de esas tuberías se extendían por el techo hasta la gran sala del centro. A partir de ahí, los láseres eran reflejados de nuevo, para luego hacer convergencia hacia el interior de una máquina que estaba ubicada en el centro de esa gran sala que actuaba como receptor.

Todas esas habitaciones tenían un terminar instalado en la pared. Cada uno de ellos fueron revisados, esperando encontrar alguna información que les fuera de utilidad para encontrar las tarjetas de acceso especial, sin embargo, no hubo suerte.

Varios de esos terminales no estaban bloqueados. Posiblemente porque ameritaban de un uso constante y sería un inconveniente tener que estar desbloqueándolos a cada momento. Además, antes de llegar a esa sección tuvieron que pasar por un par de puertas con puestos de seguridad, así que era muy probable que fuera asignado alguien de la fuerza de seguridad, para que de esa manera se tuviera que verificar la identidad de la persona a ingresar en esa sección.

Como no se encontró información al respecto de lo que estaban buscando, el grupo se disponía a seguir explorando en otro lado. No obstante, lo que no sabían era que James fue mucho más curioso, y se entremetió en las cuentas de correo dejadas por los científicos.

No hubo mucha información relevante para James en la mayoría de los correos que leyó. Solo en una de esas cuentas encontró algo de interés. El nombre del propietario de la cuenta era un tal Henry Mosmand. Una de ellas era un correo con una clave de cuatro dígitos, 7101. Posiblemente era para acceder a algún terminal. Lo otro era un informe recibido donde se hablaba algo sobre el hecho de que el centro de investigación la cúpula fue construido en el interior de un abismo, y de que debían estar muy atentos con respecto al proyecto de expansión del sector C. James se sorprendió al leer ese informe.

*-*-*

Hora: 3:40 AM

Cuando el grupo se dirigía hacia la puerta de salida para seguir explorando, llamaron a James para que no se quedara atrás.

Al salir de ese lugar volvieron al pasillo. Mientras caminaban discutiendo por donde irían a continuación, desde otro pasillo conectado a ese se encontraron con una bestia Latifron. Dicha bestia tenía la forma de un robusto reptil bípedo de color grisáceo, con largas extremidades y unos grandes cuernos. Enseguida todos los que la vieron tragaron saliva.

“Esto debe ser una broma.” (Edgar)

“Lizi, ¿qué hacemos?” (Ange)

“Mantengan la calma y vuelvan rápido adentro de la sección donde estábamos.” (Lizi)

Esa bestia era muy conocida por ser una de las más peligrosas dentro de nivel alto, llegando a compararse a una bestia de nivel demonio.

Cuando la bestia vio como los mercenarios corrían por sus vidas, esta lanzo un fuerte gruñido que retumbó en sus oídos, haciendo que se paralicen por un instante.

Seguido de eso la bestia se abalanzó en contra de ellos para arremeter con toda su fuerza. El grupo de mercenarios se mueve a un lado para esquivarlo, sin embargo, con la gran velocidad logra atrapar a la líder Lizi, embistiéndola contra la pared.

Unos cuantos se quedaron impactados por ello. La fuerza ejercida contra la líder mercenaria fue más de lo que un ser humano, aun con traje de protección, podía soportar, causando una muerte instantánea.

La bestia Latifron, teniendo el cuerpo entre sus cuernos, se abalanza de un lado a otro para quitárselo de encima. Ange, siendo una mercenaria miembro del grupo de Lizi, convirtió el miedo en ira irracional. Agarro con firmeza su arma y jalo el gatillo contra la bestia. No obstante, la resistente piel de la bestia apenas logra recibir algún daño con eso. Esto hace que la bestia se moleste, y se abalanza contra Ange. Estando tan cerca sus probabilidades de sobrevivir al ataque fueron mínimas.

Sin poder confirmar la muerte de Ange, los demás regresaron de nuevo a la sección donde habían salido recién.

La bestia no les iba a permitir escapar con tanta facilidad, pero antes de que se acercara lo suficiente, James extrae desde su brazalete dimensional unas tres granadas y se las lanza.

Al momento que dos de las granadas impactan contra la bestia, se genera una explosión que se extiende en gran parte del pasillo. No obstante, antes de que eso sucediera, los mercenarios ya habían llegado a la sección donde estaban anteriormente y cierran la puerta de seguridad. Con ello, evitan que la fuerza de expansión llegue hasta ellos. El vidrio en la puerta recibe parte del impacto, sin embargo, al ser vidrio laminado, solo se agrieta, evitando causar que pedazos de vidrio volaran por todas partes. Esto último hizo que los mercenarios se sintieran algo aliviados en su interior.

La bestia estando algo aturdida se detiene un momento, pero tan pronto se recupera se centra en el movimiento al otro lado de la puerta con el vidrio agrietado. En el instante que la bestia se prepara a embestir contra dicha puerta, la cuenta regresiva en la tercera granada que James había lanzado llega a cero, generando otra explosión, solo que esta vez no fue en frente de la bestia, sino en su parte trasera, causándole un daño aún mayor.

Las granadas que James lazó fueron del modelo magna, fabricadas por Silver Arms Company. Las que había elegido fueron dos granadas de impacto, las cuales, tal y como su nombre lo dice, explotan al impactar con su objetivo. La tercera fue una granada de tiempo, la cual lleva un temporizador que puede ser modificado, sin embargo, al no tener momento para eso, se inició el temporizador usando el tiempo programado por defecto, que son 10 segundos.

Diversas bestias, principalmente de tipo insecto, llegaron al escuchar las explosiones. Varias de ellas se acercaron hasta la puerta al ver movimiento, sin embargo, no pudieron pasar al otro lado.

*-*-*

Hora: 3:50 AM

Pasaron los minutos y las bestias no parecían dispersarse o al menos separarse de la puerta.

“Joder, ¿hasta cuándo esas bestias seguirán ahí?” (Edgar)

“Perdimos a nuestra líder y ahora tenemos esa bestia de nivel alto ahí afuera, dudo mucho que salgamos de aquí con vida.”

“¿Que vamos hacer? ¿Porque tenemos tan mala suerte?”

De los cinco mercenarios que aún quedaban, James era el único que aún mantenía la calma, el resto solo parecía un manojo de nervios.

“Deberíamos intentar hacer algo para salir de aquí, ¿no les parece?” (James)

James quiso motivar a los demás, pero rápidamente estos mostraron lo reacios que estaban de siquiera escuchar sugerencias.

“¿Estás loco? ¿Ves bien lo que hay ahí afuera?”

“No tenemos demasiada munición, no vamos a poder con todas esas bestias de nivel medio a nivel medio-alto, mucho menos contra la bestia nivel alto.”

“Sera mejor esperar a que el otro grupo venga a ayudarnos.”

(Se hacen llamar mercenarios y esto es todo de lo que son capaces. Me parece que nunca han estado en una situación como esta, y hasta ahora solo han combatido cuando veían que las cosas estaban a su favor. No pelean por la supervivencia, solo lo hacen por trabajo, para conseguir algo de valor a cambio. Es algo decepcionante.) (James)

James se sentía cansado y ver la negatividad de los demás solo le hacían sentir aún más cansado.

“¿Tenemos varios rangos C e incluso un rango B y esto es todo lo que pueden hacer? Ustedes no son más que unos cobardes sin remedio. ¿No les da vergüenza hacer en frente de un rango D como yo?” (James)

“Entiendo tu punto e imagino que los demás también, sin embargo, ahora yo te pregunto, ¿acaso no tienes algo por el cual volver? ¿no te parece que debemos mantenernos vivos el mayor tiempo posible y esperar una ayuda?”

Un mercenario que James no conocía fue quien le respondió, haciéndole de paso otras preguntas de más.

“¿Algo por el cual volver? Pues no, no es como si tuviera algún familiar o novia esperándome, sin embargo, imagino que ustedes si tienen a alguien. Es por eso que deberían dar pelea y no solo esperar a ser salvados. Nosotros somos quieres nos ofrecimos a ayudar, no a que nos vengan a ayudar.” (James)

«Dices eso justo porque no tienes nada que perder. Imagino que para alguien como tú que está solo, puede darse el lujo de pelear a muerte con el enemigo, sin tener remordimiento de no ver nuevamente a un ser querido.» (Edgar)

Edgar no tenía ni idea que James en realidad ya lo había perdido todo en dos ocasiones, una de ellas fue cuando perdió a sus padres, y otra cuando perdió a su hermana y a su hija. Es por ello que no había manera de que James no conociera el sentimiento que tenían ellos en estos momentos, pero es por eso que ellos debían pelear, para no perder lo que más quieren.

“Veo que no tiene sentido tratar de convencerlos. No debieron bajar hasta aquí pensando solo en dinero. Iré por mi cuenta a partir de ahora.” (James)

“¿Que estás diciendo? Si abres esa puerta, las bestias entraran aquí.” (Edgar)

“No se preocupen, usare mi habilidad para alejarlas lo suficiente.” (James)

(Hacer esto va a ser cansado, pero supongo que no tengo de otra.) (James)

“¿Eres un usuario de habilidad? ¿Porque no lo dijiste antes?” (Edgar)

“…” (James)

Sin decir nada más, James revisó que tuviera munición en el cargador de su Akm-105. Al ver que estaba casi lleno, colocó su mano en el pulsador de la puerta para abrirla. Cuando las puertas de deslizaron a un lado, las bestias estuvieron a punto de entrar, sin embargo, James utilizó su manipulación de la gravedad para repelar gran parte de ellas. Rápidamente pasó al otro lado de la puerta y presionó el pulsador de ese lado para cerrarla.

Los demás se sorprendieron al ver de lo que James era capaz, pero antes de que les diera tiempo da decir algo, este había usado movimiento instantáneo para alejarse del lugar.

La bestia Latifron tan pronto le vio se preparó para lanzar su siguiente ofensiva. No obstante, de un momento a otro James salió de su rango de visión.

James no pensó en combatir contra la bestia Latifron. El ya conocía lo peligrosa que era, así que solo se limitó a atraer a las otras bestias, disparándoles a todas las que estuvieran a punto de alcanzarle, mientas que eliminaba con las granadas aquellas que se quedaran atrás.

Al evadir a la bestia Latifron, James tuvo más chance para pensar en lo que haría a continuación. Lo que hizo fue seguir “huyendo”, mientras estas le seguían. James les disparaba, y siguió con esa simple estrategia hasta eliminarlas a todas.

“Fue algo sencillo.” (James)

*-*-*

Hora: 4:00 AM

“¿James? ¿Qué haces aquí, donde están los demás de tu grupo?” (Roderick)

Después de caminar por unos diez minutos por zonas que aún no conocía, James terminó topándose con el otro grupo de mercenarios liderados por Roderick.

A estos parecía que les faltaba el aliento. Parecía que estuvieron en combate hace poco. Aunque James no había estuchado ningún dispara desde hace rato. Tan pronto Roderick le hizo una pregunta, este le respondió con algo de indiferencia.

“No tengo buenas noticias. La mercenaria Lizi y la mercenaria Ange fueron asesinadas por una bestia Latifron.” (James)

“… Ustedes no fueron los únicos. En nuestro grupo hemos tenido tres bajas, debido a un ataque repentino de dos bestias Rinoh, pero logramos eliminarla sin más pedidas. Por otro lado, ¿dónde están los demás?¡” (Roderick)

“Los muy cobardes no quisieron seguir adelante por sí mismos. Querían esperar a que ustedes los fueran a buscar.” (James)

“¿Qué significa eso? ¿Qué clase de mercenarios se comportan de esa manera?” (Roderick)

“No tengo idea. Solo sé que no tuve de otra que seguir por mi cuenta.” (James)

Mientras hablaban, de repente James se percató de que algo raro estaba ocurriendo en su entorno.

Las paredes parecían estar moviéndose como si hubiera un terremoto, sin embargo, el suelo no estaba temblando. Chorros de sangre comenzaron a salir de todos lados, incluso en sus manos, pero no había una sensación de humedad u olor a hierro como normalmente ocurría. Como si fuera poco, pequeños sus susurros se escuchaban al costado sin haber nadie en ese lugar.

(¿Que carajos?) (James)

“¿Qué pasa con las pareces?” (James)

“¿Las paredes?” (Roderick)

“¡MIERDA, esa cosa llegó hasta aquí!”

“No puede ser, pensé que lo habíamos dejado atrás.”

James estaba desconcertado con lo que estaba sucediendo. Uno par de mercenarios en el grupo de Roderick enseguida entraron en pánico. La mayoría en ese grupo se voltearon, como si estuvieran preparándose para enfrentar algo detrás de ellos. James no vio ni escuchó ninguna bestia aproximándose, así que pensó que debían de estar viendo cosas extrañas al igual que él.

“¡Lo que nos faltaba! ¡Carajo! ¡Eviten a toda costa inhalar más de ese gas!” (Roderick)

(¿Gas?) (James)

Por lo que parecía, ellos tenían alguna información de lo que estaba sucediendo.

“Debemos tener cuidado al momento de identificar lo que es y que no es un enemigo, así que manténganse conscientes, y no se dejen llevar por el miedo.” (Roderick)

James no estaba entendiendo del todo lo que estaba sucediendo, pero lo que pudo concluir de forma apresurada, era que al parecer había algún tipo de gas incoloro esparciéndose por el ambiente, y este les hacía ver extrañas alucinaciones.

El grupo se movilizó hacia otra sección del sector. No quisieron volver por donde venía James, ya que también tendrían que enfrentar a la bestia Latifron, y en estos momentos ellos también tenían sus propios problemas.

Mientras avanzaban por los pasillos iban eliminando bestias lo más rápido que podían. Por lo que James podía observar, el grupo ya no tenía demasiada munición, ya que unos optaron por combatir con sus cuchillos de combate, mientras que otros utilizaron espadas.

James no sabía cómo se estarían sintiendo los demás, pero el podía notar una ligera sensación de mareo.

“Veo un módulo de seguridad más adelante, entremos ahí para resguardarnos de las bestias y descansar.” (Roderick)

Todos estuvieron de acuerdo con la sugerencia de Roderick. Ellos no tenían manera de distinguir a simple vista lo que era y que no era una alucinación. James se dio cuenta de eso, ya que algunos mercenarios blandían sus espadas hacia espacios vacíos, incluso el mismo James llegaba a disparar hacia lo que creía que eran bestias y las balas le atravesaban impactando con las de atrás que si eran reales. De laguna manera, James no se dejaba llevar por el pánico y la desesperación, pero la fatiga acumulada no le favorecían en absoluto.

Cuando todos ingresaron al módulo de seguridad, enseguida cerraron la puerta. Varias bestias se abalanzaron contra ella intentando derribarla, pero no pudieron hacerle nada.

“Tenemos suerte de que la puerta no estuviera bloqueada.”

“Si, hubiera sido el fin para nosotros.”

Los mercenarios rápidamente comenzaron a calmarse. Se sentaron en el suelo para descansar y recuperar el aliento. No obstante, la sensación de mareo que tenía Jame será cada vez mayor. La adrenalina liberada por su organismo debido a la situación de tensión, fue disminuyendo poco a poco, causando que el cansancio fuera más notable.

“Nos quedaremos aquí por unos minutos para recuperar energías. El efecto del gas alucinógeno debería desaparecer dentro de poco.” (Roderick)

“¿Cómo sabes eso?” (James)

“… Conozco a la bestia que libero ese gas. Se trata de una bestia Sidra. Es muy problemática, pero no es difícil de eliminar.” (Roderick)

“Ya veo. ¿Y pudieron localizar esa bestia antes de toparse conmigo?” (James)

“Si, la dejamos encerrada en una habitación con varios tanques de líquido refrigerante, era prácticamente un congelador, sin embargo, cómo pudiste ver, la bestia ya había liberado su gas antes de que pudiéramos bloquear la puerta… Antes de toparnos contigo ya habíamos comenzado a sentir los efectos del gas, pero no pensamos que se hubiera esparcido demasiado hasta que nos detuvimos para hablar contigo.” (Roderick)

“Primero una bestia Latifron y ahora una bestia Sidra. Nos estamos quedando sin munición y también estamos cansados. Veo que esto…” (James)

Antes de que pudiera terminar de hablar, James vio como Roderick cae en frente de él. Sorprendido, James extiende sus brazos para que no caiga al suelo. Al fijarse bien, Roderick estaba inconsciente. Cuando alzó la mirada para ver cómo estaban los demás, se percató de que también se encontraban en el mismo estado.

“¿No dijiste que los efectos desaparecerían dentro de poco?” (James)

James hizo una pregunta dirigida a Roderick, pero sabía que no le respondería. Con cuidado lo coloca en el suelo, y luego se sienta a su lado. De alguna manera se sentía seguro dentro de ese módulo de seguridad, eso hizo que su cuerpo se tranquilizara lo suficiente para que el cansancio se apoderara de él. Las alucinaciones aun seguían presentes en su mente. Un ligero temblor en las paredes, acompañado de un constante deslizamiento de sangre que emergía de la nada, esto hacía que la vista se hiciera cada vez más bizarra, pero eso no lo perturbó, estaba demasiado cansado tanto física como mentalmente. Sin tener manera de prevenirlo, James también cayó inconsciente.


Si ven algun error, lo comentan y se arregla.


Anterior – IndiceSiguiente

Deja un comentario