Vener – Capitulo 9: Sentimientos encontrados

Últimamente he estado teniendo muchos problemas.

Desde que éramos pequeñas, nuestra madre nos dio a entender a mí y a mis hermanas que el mundo desde hace años estaba siendo invadido por una raza alienígena llamada el Imperio Beta.

Los humanos por su lado han estado enfrentándolos fervientemente, pero poco a poco se notaba que iban perdiendo territorios. Primero se perdió el antiguo continente de Europa, luego el norte del continente de África, seguido de eso parte del continente de Oceanía y ahora van por casi toda América del sur.

Durante nuestro crecimiento nosotras hemos tenido que entrenar tanto física como mentalmente para así controlar una condición especial en nuestros cuerpos, además de estar preparadas ante cualquier tipo de situación. A medida que avanzábamos, los entrenamientos se volvían cada vez más exigentes hasta el punto de que ya eran comparables al de las fuerzas especiales de nuestro país.

Mi hogar está en el Imperio Redgrave, un lugar que por su alto desarrollo tecnológico y por su posición geográfica no podía ser invadido con tanta facilidad, por lo que se podía considerar que tenía una vida con relativa tranquilidad.

Lo malo se podría decir que empezó cuando cumplí los 22 años. Un día mi madre se reunió conmigo y me indicó que tenía un viejo conocido en américa del sur. Yo conocía como estaba la situación de dicho continente, sin gobierno y sumergido en la anarquía, por lo que me hacia una idea de lo mal que la debían de estar pasando.

Mi sorpresa surgió cuando mi madre mencionó que su conocido ameritaba de su ayuda, pero debido a la importancia de su trabajo ella no podía acudir en su apoyo. El Comando Operativo Centinela es un regimiento de fuerzas especiales de nuestro país, pero desde el año pasado han estado muy ocupados atendiendo posibles focos de ataque enemigo, así que no estaban disponibles. Mis hermanas a pesar de tener increíbles habilidades de combate, tenían que ocuparse de sus exigentes trabajos, por lo que tampoco podían encargarse de ello. Así que se decidió asignarme la mision a mí.

Se me dio a conocer mis objetivos, los cuales eran ubicar el bunker 517 en la ciudad de Ica en el antiguo país de Perú, entrar en contacto con Ruth Martínez, que es el amigo de mi madre y, por último, escoltarlo a él y a todos los habitantes del bunker hacia un lugar seguro.

Mi madre hacía sonar la mision como si fuera sencilla, pero a la vez me enfatizaba el hecho tener una buena planificación de antemano. Solo se me dio autorización para llevar una cantidad limitada de equipamiento, además que no tendría manera de comunicarme para medir ayuda o una extracción. Una vez que tocara el suelo en américa del sur estaría por mi cuenta y para volver a casa sería igual teniendo que buscar la manera por mi misma, así que fui precavida y seleccioné equipo médico y de reconocimiento como una prioridad.

Al llegar, el piloto del avión me dio la señal e hice un aterrizaje en paracaídas. Con el mapa táctico puedo obtener una imagen satelital en tiempo real de todo el terreno a mi alrededor, así como la posición de las unidades aproximándose, por lo que no fue difícil llegar hasta la ubicación exacta del bunker 517. Solo tuve que utilizar en una ocasión mi rifle de asalto RX-320 y fue para eliminar a unos cuantos mutantes en los alrededores de la entrada del bunker para que pudieran abrir la compuerta.

Una vez dentro me percaté que mi suposición había sido errónea. Pensé que la razón del traslado era por los avances por parte de la invasión del Imperio beta, pero después de ingresar al bunker me di cuenta de que en realidad era porque tenían graves fallas en el sistema eléctrico, y sus cultivos se estaban viendo afectados. Como no era rentable conseguir los materiales y al personal para arreglar las fallas, los habitantes no tuvieron de otra que idear un plan para reubicarse.

Bunker de supervivencia

Exterior: Escotilla blindada autosellable.

Planta superior: Sala principal; Bodega de almacenamiento; Gran comedor.

1era Planta: Granjas hidropónicas; Planta purificadora de agua.

2da Planta: Taller de uso general; Clínica central: Laboratorio científico.

3ra Planta: Dormitorios con una capacidad para 150 personas.

Planta inferior: Estación de monitoreo; Sala del generador.

El conocido de mi madre era el supervisor del bunker. A través de un contacto que tenía en el exterior, se pudo comunicar con un grupo militarizado llamado la Horda Lotus, logrando encontrar un nuevo lugar para establecer a todos los habitantes.

Con las reservas que aún tenían disponibles, se tomaron cerca de dos meses para establecer una logística para la seguridad y el transporte de los recursos necesarios para el viaje tales como combustible y alimentos.

Mi siguiente labor seria escoltar a los habitantes hacia la ciudad de Lima donde estaría miembros de la Horda Lotus esperándonos.

La ruta que trazamos tenía prevista unas 20 horas de viaje en vehículo. Todo estuvo bien por el camino, pero luego de unas horas se recibió un aviso por radio desde la base de la Horda Lotus indicando que se encontraban bajo ataque de una gran horda de mutantes y que no podrían aceptar refugiados por un tiempo. Ante la repentina noticia, tuvimos que detenernos en ciudad Ayacucho para idear un nuevo plan.

Lo peor ocurrió tres días después, cuando llegaron un grupo de bandidos. Debido a que en ese momento nos encontrábamos separados despejando la ciudad de mutantes, no logre percatarme a tiempo del ataque. Ellos tomaron a varias mujeres y niños del grupo como rehenes. A pesar de que el supervisor estuvo a disposición de los bandidos, al final, solo hicieron lo más conveniente para ellos, tendiéndonos una trampa para luego quitarnos nuestras cosas y encerrarnos a todos.

Algunas horas más tarde me enteré que querían vendernos como esclavos para realizar trabajos forzados, por lo que tuve que idear un plan para escapar.

Esa misma noche tome acción en el asunto y logre poner a salvo a tres mujeres, unas cuantas chicas y unos chicos. En el estado de shock que se encontraba la mayoría, no podrían llegar a ser de ayuda, así que los deje en un edificio más lejano para que se mantuvieran seguros.

En esos momentos de tensión sentía como la adrenalina corría por mis venas. Quise utilizar eso a mi favor y me apresuré a volver por mi cuenta para ayudar al resto de los que aún se encontraban encerrados.

Al comprobar la situación, pude entender que los bandidos nos habían separado en pequeños grupos para que pudieran vendernos poco a poco. Los enemigos eran muchos y la cantidad de personas a salvar lo eran aún más. Tenía las habilidades, pero me faltaba la experiencia. Los bandidos consideraron a las personas como mercancía y prefirieron que murieran a permitir que escaparan.

De alguna manera me las arregle para acabar con todos, logrando evitar heridas graves. No obstante, la cantidad de personas que salve no fueron suficientes. Para cuando salió el sol, fue cuando me di cuenta de la realidad. El grupo en el que éramos de más de 120 personas termino reducido a menos de 30. A excepción de tres mujeres, ninguno superaba los 18 años.

*-*-*

Pasaron los días y la situación no mejoró. El amigo de mi madre había muerto, lo que era igual a una mision fallida. La radio que utilizamos para contactar con la gente de Horda Lotus se estropeo, por lo que perdimos comunicación con ellos.

La única fuente de alimentos que teníamos era la que trajimos con nosotros y algunas que tenían los bandidos consigo, por lo que tuvimos que racionarla correctamente. La gran mayoría de los muchachos no tenían los conocimientos más básicos de supervivencia por lo que tuve que enseñarles desde cero, aunque termino siendo una pérdida de tiempo ya que a la mayoría les parecía una molestia. Muchos no quisieron entender que la vida llena de comodidades que tenían en el bunker ya no volvería tan fácilmente, por lo que comencé a cambiar y ser más estricta con ellos.

Tras explorar un poco fuera de la ciudad en uno de los vehículos que utilizábamos originalmente para trasladarnos hacia la ciudad de lima, encontré una ciudad fortificada llamada Fenrir. Poco a poco comencé a establecer negociaciones, como la vez que vendí los vehículos que aun funcionaban en ciudad Ayacucho, incluyendo los camiones y algunas armas de los bandidos de aquella vez. También cuando llegan otros bandidos a la ciudad, los atrapo con vida para entregarlos a la guardia local para ganar algo adicional. Con todo eso termine ganando mucho dinero, pero se fue reduciendo rápidamente debido a la cantidad de bocas a alimentar.

*-*-*

Transcurrieron un par de meses y solo me seguía hundiendo más en un abismo. Solo habíamos quedado cuatro adultos en el grupo desde aquel día. Cuatro mujeres para ser más exactos y hoy en día solo quedo yo.

Emilia era una mujer activa, pero luego de perder a su esposo y a su único hijo en aquel día, cayó en una gran depresión que no pudo soportar, llevándola a la decisión de cometer suicidio.

Isabel era más tranquila, pero también muy inteligente. Con su ayuda pude realizar el plan para racionar los alimentos, y siempre agradecí su ayuda para mantener vigilados a los chicos, sin embargo, un día se fue sin decir nada y nunca volvimos a saber algo de ella. Supongo que se dio cuenta que, con la actitud infantil y arrogante de varios chicos y chicas, este grupo no tenía muchas esperanzas de sobrevivir por un largo periodo de tiempo.

Sofía me parecía una chica misteriosa, después de todo era la que menos conocía de las tres. Lo único que supe fue que perdió a su esposo de la misma manera que Emilia. Ella ayudaba frecuentemente en varias tareas de vigilancia y cocina, por lo que pienso que tal vez lo hacía para mantenerse distraída y no recordar el pasado. Cuando solo quedamos nosotras dos, ella comenzó a exigirse mucho más de lo habitual, a pesar de que fui persistente para que tomara descansos al final no me escucho. Su salud se fue deteriorando hasta que enfermó y como no teníamos los medicamentos necesarios, su condición empeoró cada vez más hasta que un día simplemente no despertó más.

Admito que en más de una ocasión he pensado en irme y dejar atrás los chicos como lo hizo Isabel, pero por alguna razón algo dentro de mí no me lo permite.

*-*-*

Ha pasado cerca de seis meses desde que llegue a este continente. Solo puedo suponer que mi madre debe estar preocupada por mí, pero la probabilidad de que movilice una unidad especializada en mi búsqueda son pocas. En vista del escaso personal militar en el Imperio Redgrave y a tientas ante un posible ataque por parte del Imperio Beta en cualquier momento, mi madre debe mantenerse firme.

Tengo confianza en mis habilidades de combate y en supervivencia, mi madre a contribuido en gran parte de mi entrenamiento, por lo que ella misma debe ser consciente de mis capacidades. Mantengo la esperanza de que algún día volveré a casa.

*-*-*

Hoy en día, salgo en ocasiones a explorar con Eliot cada rincón de la ciudad y con suerte conseguirnos unos que otros suministros.

Hemos tenido días más complicados que otros, pero considero que hoy nos ganamos la lotería.

Desde la tarde se han estado estuchando explosiones a la distancia. No es la primera vez que esto sucede por lo que no es algo alarmante. Una vez me acerque para revisar lo que era y resultaron ser mercenarios intentando entrar en un viejo almacén repleto de mutantes. Realmente no estaba interesada, por lo que me limite a marcar el lugar en el mapa táctico para mantener el lugar bajo vigilancia y me aleje con el mismo sigilo con el que llegué.

En el caso de hoy, las recurrentes explosiones han hecho que los mutantes se dispersen un poco por las calles, a lo que Eliot y yo aprovechamos eso para entrar en un centro comercial que tenía la entrada repleta de mutantes desde hace varios días.

El edificio es grande por lo que nos tomó algo de tiempo en abarcar todo el lugar. En lo que respecta a los alimentos, eran muy escasos, y de lo poco que encontramos, la mayoría no estaba en buena condición.

Al final, bajamos hasta el estacionamiento con pocas expectativas y para nuestra sorpresa, descubrimos que era utilizado como un refugio que se veía claramente abandonado, pero al revisar detenidamente, conseguimos una buena cantidad de suministros como latas de ternera salmuera, paquetes de galletas saladas, latas de cerveza, botellas de agua y algunos que otros sobre con medicamentos.

Mientras Eliot guardaba el botín dentro de los bolsos, yo me percaté de que las explosiones habían cesado.

Solo me tomo un momento para comprobar que fue una sola persona la que se deshizo de todos los mutantes en ese viejo almacén.

No estaba segura del porque los mercenarios se sentían interesados en ese lugar, pero si tenía la certeza de que el sujeto que se encargó de todos los mutantes en tan poco tiempo no era nada normal.

Cuando estuvimos a punto de salir del centro comercial nos vimos envueltos en un problema. La cantidad de mutantes en la entrada aumentó mientras subíamos del estacionamiento.

Intentamos eliminar a unos cuantos para llegar hasta un callejón ubicado entre dos tiendas abandonadas, con el fin de utilizar la conexión de pasadizos entre las calles para escapar de los mutantes, pero en esta ocasión la opción se veía cada vez más lejos.

En ese momento como deseaba tener a la mano algún arma de fuego, aunque sea una pistola, sin embargo, hacía tiempo de que nos quedamos sin munición. No quedo de otra que combatir con un cuchillo de combate que he logrado mantener en buen estado.

Debido a la cantidad de mutantes reuniéndose a nuestro alrededor, Eliot y yo tuvimos que retroceder hacia el supermercado. Arrastramos los estantes más cercanos y los utilizamos como barricada para obstruir el paso de los mutantes.

Durante nuestro enfrentamiento logré ver a la distancia a un sujeto desconocido tratando de esconderse, no parecía estar interesado en ayudar por lo que no le di muchas vueltas al asunto y me concentro ante el problema que tenía en frente.

Repentinamente Eliot se percata del sujeto y le pide ayuda. Por un momento me compadecí de él, ya que si ese sujeto hubiera querido ayudar ya lo habría hecho desde que nos vio. No obstante, para mi sorpresa, la persona comenzó a eliminar mutantes a gran velocidad con el apoyo de un robot autómata.

Antes de darme cuenta, en un par de minutos, los mutantes que estaban en la entrada del supermercado fueron eliminados, pero el peligro aún se encontraba a la vuelta de la esquina.

Llegamos a los callejones y procure eliminar a cualquier mutante que estuviera en mi alcance. Eliot invito al sujeto que nos ayudó, pero aún tengo mis dudas sobre él.

De lo poco que conozco sobre cómo se gana la vida en este yermo, me he dado cuenta de que tipo de trabajo desempeña la persona ya que se suelen repetir ciertos comportamientos.

Los que se hacen llamar mercenarios no hacen nada al menos que haya dinero o algún trato involucrado de por medio. Los nómadas suelen ser neutrales y evitan en lo posible involucrarse en algún problema. Los supervivientes están demasiado ocupados tratando de cuidarse a sí mismo como para ayudar a los demás. Por último, aunque no los conozco en detalle, están los militares que de alguna manera se mantienen activos en estas zonas de anarquía. Esta la guardia local que solo trabaja para proteger las pocas ciudades fortificadas construidas en este yerno y también están los miembros de la Horda Lotus, pero a ellos no los conozco de casi nada, solo el nombre y que parecen estar dispuestos a ayudar a la gente en ciertas ocasiones.

Descarto que sea algún agente especializado enviado por mi madre ya que me lo hubiera hecho saber inmediatamente.

¿Sera esta persona algún miembro de la Horda Lotus que vino en nuestra ayuda? Han pasado meses desde nuestra última transmisión y no recuerdo que se les dijera de nuestra ubicación antes de que la radio se estropeara. Tendré en cuenta hablar luego con este sujeto.

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Cuando llegamos a la base, la situación se complicó repentinamente por culpa de Víctor. Ya estaba cansada de su comportamiento arrogante, así que deje que David le diera un escarmiento para ver si así despertaba de ese sueño con su ridículo complejo de superioridad. A pesar de que Víctor no ha usado ese comportamiento conmigo, se bien que lo ha estado aplicando a los demás chicos, por lo que espero que, al conocer a alguien superior a él, aprenda a comportarse mejor.

En el momento que David estuvo a punto de irse, pensé que no podría convencerle de quedarse y de alguna manera lo logre con ayuda de Eliot.

Al caer la noche, logre hablar con David en ambiente más tranquilo. Tras unas preguntas, me dio a entender que no es miembro de Horda Lotus, así que mi suposición fue errónea. Nos obstante, eso solo encendió más mi curiosidad.

Termine por pedirle que entrenara a los chicos y a las chicas para que aprendieran a sobrevivir por su cuenta. Es notable que las capacidades físicas de David son superiores al de un humano común, sus reflejos y precisión son algo que solo se puede ganar después de años de constante práctica, así que lo considero que alguien más que acto para esa tarea.

No esperaba una respuesta inmediata, pero David acepto entrenarlos, tenía sus condiciones, pero resultaron ser convenientes para ambos.

Estando en mi habitación, después de darme una ducha sentí como si mi cuerpo fuera más ligero que de costumbre, como si me hubiera quitado un peso de encima. Al acostarme en la cama, experimente un torrente de relajación y en poco tiempo el cansancio se apodero de mí, por lo que no tarde en quedarme dormida.

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Nombre: David Castillo
Nivel: 12
Energía Vener: 193 / 225
Debuff: 3% Infección (radiación)

Créditos: 2.161
Bitcoin: 0,00429630


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